No se trata de seguir una dieta, la clave está en conocerse a si mismo y plantearse objetivos realistas
El coach nutricional es aquel que refuerza tus motivaciones en el área de la alimentación, te ayuda a definir los objetivos y trabaja contigo las emociones para que puedas superar por ti mismo los posibles obstáculos que encuentres por el camino. ¿Necesitas una motivación extra más allá de una simple dieta? A lo mejor necesitas un coach nutricional en tu vida.
Hasta hace unos años, el coaching estaba centrado en el ámbito empresarial y el deportivo. Poco a poco, esta disciplina ha ido abarcando más campos y también ha llegado al de la salud, considerando la alimentación como un elemento clave para la prevención de muchas enfermedades, además de para perder peso.
En el coaching nutricional la persona deja de ser un paciente pasivo que sigue una dieta pautada, para ser una persona que asume las responsabilidades de sus propias acciones. De esta forma, va tomando conciencia de la importancia de cuidarse por sí misma y de modificar esos hábitos alimentarios que le van a permitir gozar de buena salud o perder esos kilos de más.
Un coach nutricionista acompaña al paciente desde un estado inicial hasta un estado deseado, pero teniendo en cuenta no sólo su alimentación, sino trabajando también sus motivaciones internas, sus valores personales y su autoestima; para que el paciente pueda sacar todo el potencial que lleva dentro y obtener así una versión mejor de sí mismo.
Principios básicos
Asumir responsabilidades: es muy fácil echarle la culpa al dietista si no se baja de peso, o por el contrario, pensar que el dietista es muy bueno porque sí que hemos perdido kilos. Antes de iniciar un plan de cambio de hábitos, cada persona tiene que asumir que ella es la responsable de sus éxitos y de sus fracasos.
Confianza: el coaching ayuda a las personas a sacar lo mejor de sí mismas para que descubran y creen en sus propias posibilidades.
Objetivos: han de ser realistas y a corto plazo. Y a medida que se vayan cumpliendo, se han de fijar otros más ambiciosos, pero también realistas.
Orientarse a soluciones: el coaching se enfoca a la acción, hacia el cambio de conducta. Si hay recaídas no hay que darlo todo por perdido. Hay que analizar por qué se producen, enfrentarse a ellas y luchar de nuevo por el objetivo marcado.
Algunos trucos
– Escribir un diario de alimentación para ser conscientes de qué se come y en qué cantidades. No sólo rellenar el menú; escribir también cómo nos hemos sentido a lo largo del día: al ir a comprar, al cocinar, cómo nos hemos encontrado después de comer…
– Llevar una fotografía que nos infunda fuerzas: por ejemplo una de nosotros de cómo nos gustaría estar o de otra persona que nos recuerde el objetivo que nos hemos marcado.
– Repetir frases motivadores cada mañana o cuando se alcanza una meta, por ejemplo: “Hoy estoy más cerca de convertirme en aquella persona que quiero ser”. O si lo prefieres, dejar frases de motivación en lugares estratégicos: en la puerta de la nevera, junto al espejo…