Todo lo que necesitas saber sobre el colesterol

Seguro que en más de una ocasión has escuchado a alguien decir que tiene el colesterol muy alto, por las nubes. Automáticamente, todas las personas de la conversación os habéis preocupado. Sin embargo, probablemente no sabrás que hay dos tipos de colesterol y que uno de ellos ayuda a que nuestro cuerpo funcione correctamente.

¿Te animas a descubrir más? Entonces, sigue leyendo.

Colesterol hdl

En inglés, estas siglas se refieren a lipoproteínas de alta densidad. A este tipo se le denomina coloquialmente colesterol bueno, porque se encarga de mover el colesterol de otras partes del cuerpo al hígado para que, posteriormente, este lo elimine del cuerpo.

Por eso, se dice que es necesario para el correcto funcionamiento de nuestro organismo. Ahora bien, para que este colesterol esté presente en nuestro organismo y funcione con normalidad, hay una serie de pautas que es recomendable tener presentes y seguir, en la medida de lo posible:

  • Llevar una alimentación saludable.
  • Realizar ejercicio con regularidad.
  • No fumar.
  • Limitar el consumo de alcohol.

Colesterol ldl

Las lipoproteínas LDL, o el también llamado colesterol malo realiza el ejercicio contrario al colesterol anterior. Es decir, estas lipoproteínas se encargan de transportar el colesterol desde el hígado hacia otros órganos y tejidos del cuerpo. Por eso, pueden adentrarse en el tejido que recubre las paredes internas de las arterias.

Te preguntarás entonces cuál es la recomendación sobre los niveles de colesterol HDL y LDL que debemos tener para estar sanos. En general, siempre se apunta a tener unos buenos y elevados niveles de colesterol HDL y, por el contrario, tener bajo el colesterol LDL.

Como hemos comentado anteriormente, tener una rutina sana de alimentación o realizar deporte de forma habitual, son buenas prácticas para regularlo. Pero, además, hay alimentos o infusiones para contribuir a bajar el colesterol muy beneficiosas como, por ejemplo, el aguacate, los frutos secos o las infusiones con diente de león.

Además, también te puedes ayudar de los siguientes complementos que encontrarás en Herbolario Navarro.

Levadura Roja de Arroz 60 cápsulas Green Sun

Complemento alimenticio obtenido a partir de una levadura que crece sobre este cereal.

Omega-3 perla

El Omega-3 en cápsulas de Green Sun tiene origen animal, concretamente de peces con contenido en estos aceites. EPA y DHA contribuyen al funcionamiento normal del corazón.

Hepanorm

Hepanorm de Terra Verda es un complemento alimenticio que contiene ingredientes naturales como son el rábano negro, alcachofa, achicoria, cardo mariano, diente de león, inositol y colina. Además, la colina contribuye a mantener la función hepática normal. Ayuda a tu cuerpo a depurar las toxinas acumuladas.

El empobrecimiento del suelo causa alimentos menos nutritivos

El empobrecimiento del suelo provoca alimentos menos nutritivos.

Según los expertos, algunas prácticas humanas están degradando los suelos afectando a los alimentos.

Como apuntan algunas investigaciones realizadas recientemente, las frutas, verduras y hortalizas han ido perdiendo vitaminas y minerales a lo largo de los años. Esta situación provoca que las personas cada vez necesitemos más suplementación para suplir esas carencias, complementando nuestra dieta, tal y como afirman algunos nutricionistas.

Pero ¿A qué se debe esta carencia de vitaminas y minerales en los alimentos? Principalmente se debe al empobrecimiento del suelo. Según los expertos, el 40% de los suelos de cultivo a nivel mundial están degradados, lo que supone un gran problema medioambiental que afecta de pleno a la seguridad alimentaria y por lo tanto a nuestra salud. De hecho, la FAO afirma que cada 5 segundos se erosiona una superficie de tierra equivalente a un campo de fútbol, y a este ritmo, más del 90% de los suelos podrían degradarse en 2050.

¿Qué se puede hacer para evitar el empobrecimiento del suelo?

Una posible solución, al menos para no incrementar esta degradación, sería volver a prácticas agrícolas más naturales, y por supuesto recurrir a la agricultura ecológica. Esto es así porque, según explica Mª Dolores Raigón, catedrática y profesora de la Universidad Politécnica de Valencia, en declaraciones a La Vanguardia, hay investigaciones que demuestran que los suelos naturales mantienen su contenido en materia orgánica.

Por eso en necesario cuidar el suelo, dejando descansar la tierra, evitando los cultivos extensivos y la sobreexplotación de la tierra, respetando los ciclos naturales de cada cultivo. También es importante el uso de fertilizantes orgánicos y evitar las sustancias químicas como los pesticidas y fertilizantes de síntesis.

¿Qué puedes hacer tú?

Ya que el empobrecimiento del suelo afecta directamente a la alimentación, es importante luchar por ella ya que es la base de nuestra salud. Lo primero que puedes hacer es adquirir alimentos que hayan sido cultivados en suelos ricos en nutrientes.

Pero te preguntarás cómo sabes tú en qué suelo se ha cultivado cada alimento. Para eso debes fijarte en el etiquetado. El sello de agricultura ecológica es el que te garantiza que ese alimento carece de sustancias químicas en todo su proceso, desde el cultivo hasta que llega a la superficie de venta. Y si el producto es ecológico puedes estar segura/o de que es un alimento cultivado en una tierra rica en nutrientes, en la que se respeta el ciclo natural de la tierra y no se usan sustancias químicas que degradan el suelo.

También si presionamos y exigimos a los responsables a que produzcan alimentos en tierras más sanas, es decir que apuesten y fomenten la agricultura ecológica, estaremos ayudando a evitar esta degradación y además lucharemos contra el cambio climático y en favor de la sostenibilidad el Planeta.

Y por supuesto, ser más ecologistas, es decir separar la basura para su reciclaje, desplazarte de forma sostenible en bicicleta o vehículos sostenibles, y evitar todas las prácticas contaminantes. Estas prácticas ecológicas son clave para el bienestar del suelo, ya que todas las sustancias contaminantes que tiramos y emitimos acaban en el suelo y en el agua, y por lo tanto terminan afectando a las tierras de cultivo.